Intuitivamente, todos sabemos que los niños y niñas NECESITAN jugar y es una necesidad universal.
No sólo les permite desarrollar todo su potencial físico, psicológico y cognitivo, sino que además jugar significa ser activo, es una fuente de autoestima, satisfacción, placer y más aún, les permite prepararse para la vida adulta. Sin duda, la carencia del juego en la infancia ocasionará un grave impacto en el desarrollo integral de todo niño.
Una de las grandes metas en la edad preescolar es lograr ser un niño JUGUETONAMENTE SALUDABLE, y para esto es importante que la sociedad disponga de productos que permitan satisfacer las necesidades de juego de los niños de hoy. Pero más importante que eso, es que los padres sepamos escoger.
Vivo muy cerquita de un parque al que concurren madres, padres y niños de todas las edades. Continuamente escucho a los niños de entre 3 a 5 años hablar sobre la cantidad de juguetes que tienen y lo que estos juguetes son capaces de hacer. “Mi juguete es más bacan” dice uno, mientras que otro aprieta la infinidad de botones que tiene el suyo. Recuerdo que en mi infancia uno hacía maravillas con un pedazo de panty media, y de lo que hablábamos era de lo que NOSOTROS ÉRAMOS CAPACES DE HACER CON UN JUGUETE.
La tecnología asociada a la fabricación de los juguetes actuales, no tiene nada de malo siempre y cuando sea el niño el que desarrolla todo su potencial al usarlo. Los padres somos los que debemos seleccionar la variedad de juguetes que poseen nuestros hijos y lo ideal es que poseen ciertas características.
1. Deben estimular el manejo y exploración del espacio.
Es fundamental que el niño desarrolle su motricidad gruesa, trepando, manoteando, alcanzando, saltando y traccionando con la ayuda de juguetes, como pelotas, carritos de arrastre, saltarinas, etc.
2. Deben estimular el manejo de los materiales, la manipulación, la construcción y niveles crecientes de propósito.
Esto se puede lograr a través de juguetes que permitan, agitar, juntar, comparar, tomar y soltar, calibrar pesos, combinar, poner y sacar, llenar, apilar hacia arriba, aprender del ensayo y error y de la causa y el efecto.
3. Deben estimular en niveles crecientes la simbolización y la participación.
El juguete más atractivo para desarrollar estas funciones, son los propios adultos con los que el niño se relaciona, ellos le permiten entrenar sus capacidades de imitación, dramatización, la interacción, la cooperación, el humor y el lenguaje.
Estas habilidades son básicas para llegar a ser niños juguetónamente saludables, y los padres tienen la gran misión de monitorear el uso de los juguetes por parte de sus hijos, para que ellos logren desarrollar al máximo todo su potencial.
Este artículo contiene una imagen que muestra distintos tipos de juguetes, en la mayoría de ellos el niño puede sacarle el máximo provecho cuando se encuentre en compañía de un adulto...Por eso es necesario que los padres se den el tiempo de jugar con sus hijos para que ellos comiencen a hablar de los que son capaces de hacer con sus juguetes y no sólo de lo que éstos hacen.
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